por Gaucho Zen
Como sociedad tenemos muchas adicciones, la comida es una de ellas. Porque si hay algo que no podés dejar de hacer por un día, es probable que tengas una adicción. El ser humano puede pasar un día entero sin comer perfectamente, incluso le hace bien porque ayuda a desintoxicar y regenerar.
Pero sin contar el respirar y tomar agua, si hay algo que no podés dejar de hacer por al menos un solo día, es probable tengas una adicción a ello. Incluso podemos pasar un día sin tomar agua que nada nos va a pasar.
Comer de más no es bueno, sobreexige el aparato digestivo y nos hace aumentar de peso innecesariamente. No estamos hablando de pasar hambre sino de darle al cuerpo justo lo que necesita. Darle de más trae problemas. El comer es una función del cuerpo y así es como debemos verla, no es una recreación. Tampoco es que quiera decir no te puedas juntar con tus amigos o familia a comer para verse y compartir un lindo momento mientras comen, pero la mayoría de veces terminamos comiendo en exceso por gula y placer.
El exceso de comida está produciendo tanto o más enfermedades y muertes que la falta de ella.
No siempre estamos comiendo por que el cuerpo lo necesita realmente. En mi caso me he dado cuenta que la mayoría de las veces que me viene hambre es por ansiedad o por que vi un cartel de algo jugoso y cremoso en la calle. A veces simplemente me da hambre por ver a otra persona abrirse un alfajor al lado mío, y otras veces hasta he llegado a comer por aburrimiento. Otras veces me he puesto a comer simplemente por que “es la hora”.
Creo que es hora de que empecemos a prestarle un poco más atención a lo que nos quiere decir el cuerpo. A entender que es lo que necesita. Y muchas veces lo único que necesita es no comer y dejar descansar los intestinos para regenerarse.
Estas son las X cosas me han ayudado a manejar esta adicción a la comida.
1. Tomarse un minuto para agradecer antes de comer
Con el plato en la mesa, tomate una pausa de un minuto antes de levantar el tenedor para agradecer por los alimentos que tienes en frente. Muchas veces damos por sentado que la comida va a estar y no nos damos cuenta de que somos afortunados de poder tener algo para comer.
2. Algunas veces a la semana comer en silencio y soledad sin mirar la TV.
Comer con otras personas o mirando el televisor, nos distrae del plato, nos vuelve distraídos y menos conscientes de lo que estamos comiendo y nos genera la tendencia a comer más rápido y de más.
Prueba comer en completo silencio, en la tranquilidad de la soledad, siendo 100 % consciente de cada bocado que llevas a la boca. Observa tu respiración, observa tus pensamientos, haz del comer una meditación.
No estoy diciendo que de ahora en más vayas a comer en soledad por el resto de tu vida, puedes seguir juntándote a comer con otras personas, pero busca comer en soledad al menos una vez al día.
3. Estar presentes en el momento, concientes y observar la mente mientras masticamos.
El comer se puede volver una actividad mecánica a la cual no le prestemos demasiada atención. Muchas veces el cuerpo nos pide comida por simple ansiedad, no porque necesite nutrientes. Cuando el hambre ataque, simplemente obsérvalo, observa la mente y tu respiración. El apetito es simplemente una sensación al igual que el frío o el calor y puede ser controlada si se controla la mente y el pensamiento.
4. Limitar el numero de comidas ingeridas al día
Fija un número de veces en el día vayas a ingerir comida. No importa sea mucho o poco, pueden ser dos, pueden ser seis veces al día, lo que vos prefieras. Simplemente fija un número y respétalo. Eso te va a dar un poco más de control y ayuda a evitar el picoteo a des-horas.
5. Restringir las cantidades en cada plato
Una vez que hemos logrado restringir la cantidad de veces al día que comemos. Podemos restringir la cantidad de comida que ingerimos. A mi me gusta restrigir la cantidad de platos que como. Ponerse una regla ayuda a tener algo que respetar cuando la ansiedad y la gula muestran su bello rostro.
Por ejemplo, podemos plantearnos no comer más de un solo plato. O un plato y una ensalada, incluso dos platos sirve, el punto es determinar un límite máximo superior que trabaje en nuestro favor.
6. Elegir platos un poco menos sabrosos
A todos nos gusta comer bien, y cuanto más rico quede mejor ¿cierto?
Error.
Pensá que cuanto más rico, más vas a comer. No es necesario buscar la opción más deliciosa en cada comida. No tiene nada de malo darte un gusto con algo que te gusta dos o tres veces a la semana, pero realmente no es necesario preparar o pedir platos exquisitos 100% de las veces.
A veces está bueno comer algo básico sin mucho sabor por que nos va a hacer comer un poco menos. A mi me gusta por ejemplo hacer comidas de un solo componente y sin condimentos algunas veces a la semana. A veces como solamente zapallo hervido sin sal, otras veces como solamente porotos o frijoles, otras veces almuerzo naranjas. Probalo y me decís…
Busca comidas simples y deja los banquetes para cuando te juntes con más gente por alguna ocasión especial.
Eso es todo, cuida de tu cuerpo y muy importante, no olvides escucharlo y preguntarle lo que necesita. No al vandalismo gastronómico.
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