Uno de los aspectos que más me gusta de la moda es que no deja nada librado al azar. De esta forma, cosas que escaparían a nuestra atención son cuestionadas y puestas en tela de juicio para proponer algo que se salga de lo común.
Este es el caso de esta tendencia. Algo tan sencillo como una manga se resignifica mediante distintos largos y volúmenes para volver protagonista algo que muchas veces dábamos por sentado: las mangas.
Las propuestas son diversas pero las que han invadido todas las vidrieras son las acampanadas. Hubo algunos indicios el verano pasado pero es este año que se impone esta onda setentera. Se luce más en blusas y camisas pero también se puede encontrar en buzos.
Lo ideal es combinarlas con prendas más contemporáneas y no todo de época para que no parezca que vas disfrazada de hippie. Pero no es el único estilo: las hay anchas, bordadas y con cortes. Incluso una de las propuestas es llevarlas XXL y que el puño oculte completamente tu mano. Es cierto, se complica para comer y no terminar embadurnada de salsa de tomate pero con el estilismo adecuado, y un poco de cuidado, queda muy chic. La clave es que el resto de las piezas sean del talle indicado y se ajusten a tu silueta para brindar equilibrio.
La forma que elijas va a definir un poco el estilo. Telas rígidas con grandes volúmenes estáticos apelan a inspiraciones más urbanas. Mientras que telas fluidas dan un aire romántico y femenino.
Las hay en todos los colores pero el favorito de siempre es el blanco. Tené en cuenta que el resto de tu ropa no deforme la manga. Tal vez podés combinarlo con alguna capa o saco manga 3/4.
Llegaron para quedarse y se ganaron su lugar en pasarelas, ciudades y hasta bodas. ¡A probarlo!
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