He pasado por muchos empleos, en algunos he sido abusado, en otros me he abusado yo. En muchos he renunciado, y de muchos más me han despedido.
Me atrevo a decir que soy una persona con experiencia en renunciar a empleos, y esta es una forma de saber si es hora de que te hagas a un lado y renuncies a tu puesto o no.
1. Te falta pasión por lo que haces
Si queremos llegar a crecer en una cierta actividad y desarrollarnos como “entendidos” en la materia, es condición necesaria tener pasión por lo que hacemos.
La pasión es lo que nos va a hacer poder durar mucho tiempo en lo mismo. Mucho tiempo en lo mismo equivale a destacarse en eso que hacemos. El tiempo es lo que da la experiencia y la experiencia es lo que distingue a los que saben de los que no.
La pasión es lo que nos hará durar y resistir los momentos difíciles y de frustración.
Si no nos apasiona lo que estamos haciendo, es difícil que vayamos a poder durar en el tiempo y sortear las dificultades que vayan apareciendo en el camino.
Busca lo que te apasiona y no tendrás que trabajar ni un solo día más en tu vida.
2. Te sientes miserable todas las mañanas
He desperdiciado años de mi vida sintiéndome miserable cada mañana cuando suena el despertador. Esa no es forma de llevar una vida.
Quizás podamos hacerlo durar y soportar un tiempo (como hice en la mayoría de los empleos que tuve), pero seamos sinceros, si todas las mañanas cuando te levantas estás pensando “¿¡por qué a mí!?” quizás sea hora de reflexionar un poco porque como decía Steve Jobs:
«Cuando no me siento contento durante varios días seguidos cuando me levanto, sé que es hora de hacer un cambio»
3. Te desagrada la gente con la que trabajas
Muchas veces me ha pasado que me gusta lo que hago, pero la gente con la que trabajo resulta ser un verdadero atentado a mi bienestar mental.
Soy muy malo para jugar el jueguito político de la oficina, la competencia por ver quien le chupa mejora las medias al jefe la he intentado jugar y siempre he abandonado antes que el resto. Sencillamente no me interesa y no soy bueno para eso. Hay gente que si, y no podemos competir contra ellos.
Podemos tener el mejor trabajo del mundo, pero si la gente con la que tenemos que pasar todo el día es una contra, quizás sea hora de comenzar a buscar un lugar en otro lugar.
4. No encajas con la cultura corporativa de la empresa
Muchas veces me ha pasado de tener un trabajo que me gusta, pero la rigidez y la burocracia corporativa es tal, que las cosas simples se vuelven complejas.
Por eso es que a veces prefiero trabajar en empresas pequeñas, de poca gente y con más flexibilidad que ser parte de un sistema rígido que corta toda iniciativa y creatividad.
Un pez, por más buen nadador que sea, no puede nadar en el aire.
5. Tus fortalezas y habilidades no son valoradas o siquiera tenidas en cuenta
Si queremos destacarnos en algo y ser reconocidos en esa área, debemos estar enfocados haciendo eso en lo que somos buenos. Muchas veces me ha pasado de tener un empleo en donde saben que mis habilidades son en cierta área, pero me ponen a hacer eso en lo que no saben que no soy bueno.
Cuando hago algo en lo que no soy bueno, cometo errores y no rindo, por que a nadie le gusta hacer aquello en lo que no se destaca. El resultado: jefes descontentos.
Si ves que te están poniendo a hacer cosas en las que no eres bueno ni te destacas, quizás sea hora de buscar un lugar en el que sí.
6. El presente de tu jefe no te gusta
Años atrás, antes de renunciar a uno de mis últimos empleos, comencé a mirar como era la vida de mi jefe. Cuantas horas trabajaba, cuanto ganaba, el nivel de estrés que tenía, como estaba su salud mental y física. Incluso que auto manejaba, que casa tenía y como era su relación con su familia, cómo estaba su salud.
Me había dado cuenta que de ninguna manera me gustaría estar en el lugar de mi jefe, me había dado cuenta que su presente era mi futuro.
¿De verdad tenía ganas de romperme el lomo trabajando ganando puntos para algún día ascender y estar en ese lugar?
«Si trabajas con esfuerzo 8 horas al día, algún día terminarás convirtiéndote en jefe y trabajarás 12 horas al día.»
7. ¿Hacia dónde te estás dirigiendo haciendo lo que haces?
¿Cómo va a ser tu vida dentro de un año si sigues haciendo lo que estás haciendo?
¿Y en 5?
Si no te gusta lo que ves adelante, si no te gusta el destino al que estás conduciendo, ¿para qué seguir por ese camino? ¿No será mejor tomar otro rumbo?
8. No crees en la visión de la compañía
Para tener pasión por lo que hacemos, es necesario tener un sentido de propósito. El propósito es lo que nos cincha y nos saca cuando caemos en arenas movedizas. Si la misión de la compañía o empresa para la que trabajas no es algo en lo que creas, es difícil que puedas llegar a crecer y a destacarte.
9. No estás pudiendo ser tu mismo
He tenido muchos empleos en los que no podía ser yo mismo. Tenía que ir vestido de una manera, cortarme el pelo de una cierta manera, cortarme la barba de una cierta manera, y en definitiva actuar y pensar de una cierta manera.
No me sentía yo mismo.
Podemos fingir e intentar encajar por algún tiempo pero tarde o temprano, ¿si no podemos ser nosotros mismos, qué sentido tiene seguir haciendo lo que hacemos?
Conclusión
Una vez el bicho está dentro nuestro es difícil que logremos hacerlo desaparecer, nuestro descontento y frustración solo tenderán a crecer, no a disminuir.
Siempre que empiezo en ese régimen sé que es hora de hacerme a un lado y decir “arrivederchi”.
Hay veces que es mejor hacerse a un lado a tiempo y dejar las cosas bien antes que las cosas se vuelvan demasiado extremas y nos terminen echando o terminemos haciendo cosas de las cuales después nos podemos arrepentir (como insultar o golpear al jefe y/o compañeros).
Cuando es tiempo de irse, simplemente lo sabes, y seamos sinceros, si estás leyendo éste post, y leíste hasta acá, quizás sea la hora de empezar a buscar algo más, ¿o no?
Blog: www.gauchozen.com
Bien por escribir algo un poco más coherente y más útil para tus lectores. Bien.
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