POR QUÉ TANTO PROBLEMA CON MIS TETAS?

Es indudable que todavía la sociedad no ha podido naturalizar el pecho femenino y como objeto o cosa de tal devoción y casi icónica, se ha transformado en una referencia de la cultura pop por excelencia. Todos recuerdan, más que menos, episodios donde famosas han pasado a la historia por el simple hecho ¨obsceno¨ de enseñar sus boobs. 

En toda época se recuerda a alguna mujer por mostrar sus atributos naturales. Se puede armar una cronología de los acontecimientos porque la gente recuerda muy bien quienes son las osadas que salieron a relucir sus pezones. Como símbolo de protesta, porque si, o porque la industria y el consumidor así lo pide. Porque hablamos de que hay pezones políticamente correctos y otros no.

Década tras década han pasado imágenes, algunas más recordadas por un nivel casi grotesco de mostrar por mostrar, como statement, como fue el caso de los iconos sexuales de los 90’s. Nombres como Pamela Anderson o Ilona Staller (popularmente conocida como Cicciolina o para los seguidores del arte contemporáneo, la esposa de Jeff Koons por un breve lapso de tiempo y musa inspiradora) serán siempre asociados a sus curvas siliconadas. Para los no tan memoriosos o demasiado jóvenes para recordarlo, sobran muestras recientes del derecho a mostrar, como la campaña de Intagram #Freethenipple, donde varias famosas utilizan su cuenta personal para reivindicar el posar como quieran sin ser censuradas. Así mismo, teniendo la posibilidad de seguirlas o no, sigue generando estupores. 

Asociado a vender y a generar escándalo por parte de los medios y de las protagonistas en cuestión, cada lugar donde se muestran pechos femeninos es cuestionado si es el apropiado y lo peor de todo, es que se cuestiona si quien se muestra debe hacerlo o no. Porque además, quien, el lugar y la forma donde se muestra a veces es más importante que el hecho en sí. 

Cuando se pronuncia la palabra topless, la segunda palabra que es altamente probable que encuentres googleando sea una: polémica. 

Así lo demostraron los hechos recientes cuando en Argentina, un grupo de mujeres fue obligado a cubrirse por la policía, en un operativo un tanto exagerado para tres chicas tomando sol sin su parte de arriba de bikini. Esto provocó la reacción espontánea de agrupaciones feministas que convocaron a una protesta denominada el “tetazo”. 

En este caso, la doble moral de los medios y los ciudadanos fue imperante. Cuando todo el verano se había festejado los topless de cuanta famosa se atrevió a salir sin ropa. Porque, efectivamente, cuando la chica común decide mostrar su cuerpo, eso pasa a ser algo que resulta estar bien y reservado para las mujeres famosas y bellas. 

Aunque feminismo y mostrar no van de la mano según la opinión pública. Así lo vivió recientemente la reconocida actriz Emma Watson. Es bella: sí. Es famosa: sí. Pero el discurso por los derechos de la mujer aparentemente está reservado para quienes no deciden mostrar su cuerpo. La actriz, se mantuvo en su postura y contestó sobre el tema dejando abierta la posibilidad de una nueva perspectiva. 

Entonces, entre tanta contradicción y polémica, puede haber lugar para la belleza y la estética comercial, pero bajo ningún concepto para la naturalidad del cuerpo. De esta forma es como encontramos en pleno S XXI a personas (ni siquiera las catalogamos como sólo hombres) que no pueden permitir que una mujer amamante a su hijo en público. Una de las conexiones más naturales del ser humano, se debe guardar para el ámbito privado porque la fuente de alimentación del niño está totalmente cosificada y llena de simbología, por lo tanto no puede aparecer en público. 

Regueros de tinta siguen y seguirán corriendo para lo que es simplemente una parte del cuerpo, que lo único que hizo fue ser cubierta por el hombre, quitándole la naturalidad, para quedar a merced de las más amplias interpretaciones. 

Por @noeliaporley

PH 

Instagram

Pinterest