8 de junio de 2017

MINIMALISMO GAUCHO PARA LA ERA ZEN- por Gaucho Zen




El contrato estaba llegando a su fin. Era momento de empezar a buscar otro apartamento. Quería buscar algo chico, cosa de poder ahorrar por unos meses.
Cuando comencé a juntar mis cosas y poner todo en cajas fue cuando vi el problema por primera vez: tenía muchas cajas.
En el pequeño lugar que tenía pensado alquilar no cabría todo eso. Tenía que buscar un lugar más grande para poder guardar mis cosas.





No preciso mucho, simplemente un lugar donde poder dormir y una mesa donde comer. Pero mis cosas… mis cosas necesitaban espacio, espacio por el cual tenía que pagar, espacio por el cual tenía que trabajar más tiempo para pagar.
Sacrificar horas libres de mi vida para que mis cosas tengan un lugar seguro donde acumular polvo.
Lugar más grande = renta más grande = trabajar más horas.
Me di cuenta que me estaba deslomando trabajando para comprar cosas que no tenemos tiempo de usar.
No me parecía la mejor idea.






Los seres humanos somos nómades por naturaleza, estamos hechos para viajar.

Los Charrúas eran una tribu nómada, se movían según las estaciones. A veces se dice que no eran muy inteligentes o interesantes porque no construían pirámides o ciudades de piedra como los Incas, Mayas o Aztecas. Yo creo que eran una tribu subestimada. Sabían lo que es el valor del desapego material, el no tener mucho para cargar.
A los Uruguayos nos queda algo de ese nomadísmo en la sangre.
Al igual que los Charrúas, llevo un estilo de vida nómade. Me mudo según las estaciones y fluctuaciones energéticas del lugar.
En invierno cuando es baja temporada, en Punta del Este, donde vivo, es muy fácil conseguir apartamentos a precios increíbles.
Podés vivir como rey por muy poco dinero (no se lo digas a nadie). En verano, cuando la temporada turística comienza, los precios se disparan y se multiplican hasta diez veces más. Ahí es cuando buscamos lugares alternativos para pasar la temporada. Cualquier cosa sirve por un par de meses.



Despojarme de algunas cosas empezó siendo siendo difícil, pero después terminó resultando fácil.


¿Cómo te despojas de lo que tenés? Fácil no, simplemente lo regalas o vendes…
No es tan fácil. Estaba asombrado lo mucho que me costaba dejar ir algunos pequeños objetos, prendas y artefactos que directamente no utilizaba hacía años pero estaba cargando por cada casa a donde iba con la excusa de «puede que algún día sirva para algo».


El libro que vino a mi rescate

Consternado por el impacto psicológico que el tema estaba generando en mi cabeza, fue que di con el libro de Dave Bruno, El desafío de las 100 cosas, donde hace el experimento de regalar todo lo que tiene y pasar un año entero viviendo solamente con 100 objetos.
Finalmente logré dejar dos de las cinco cajas que tenía en la calle para que alguien se las llevara. Después en un proceso metódico fui paulatinamente despojándome de más y más cosas.

Ha pasado un año y medio y aún sigo eliminando progresivamente. Aprovecho mi nomadismo para tomar conciencia de todo lo que estoy cargando innecesariamente. Mi objetivo final es poder lograr vivir de lo que llevo en la mochila. El ideal del minimalista.





Cada vez que me despojo de algo, es como sacarse un peso de encima y me siento liberado.
Te invito a tomar inventario de tus cosas.
Pon todo en cajas aunque no vayas a mudarte y fíjate que cosas puedes regalar o vender.
Probalo, no te imaginas lo liberador que puede llegar a ser.

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