ESE FETICHE

25 de enero de 2012

ESE FETICHE

Alexander Mcqueen

Mi primer síntoma de esta obsesión comenzó en mi tierna infancia cuando conocí a Cenicienta. Esta joven princesa sufrida, conquista a su príncipe con el más adorado ejemplar de cristal. Supongo que esta fue la primera vez que tome noción de los fantásticos superpoderes que tienen los Zapatos.

Siento que generan una fascinación y deseo de usarlos desmedidos. Se puede llegar a generar una necesidad cuasi-hormonal por poseer ese par de zapatos “ït” que “te pueden”. La adrenalina que te corre por las venas desde el momento que los divisas en la tienda, hasta que lo tenés en tu poder, te deja en un estado de felicidad, que todas las que lo hemos vivido sabemos de lo que estoy hablando.

Otra de las características intrínsecas de este objeto fetiche es la influencia directamente proporcional que tienen en nuestra autoestima. Quién no se ha sentido DIOSA arriba de unos buenos tacos? Cuantas de nosotras hemos llegado hasta el punto de bloquear el dolor profundo tan solo por tenerlos puestos diez minutos mas? El auto convencimiento de soportar la tortura "pédica" tan solo para no estropear nuestro look habla de una pasión desmedida e irracional.

Así como los usamos como premio cuando algo nos sale bien, estamos felices o ganamos un dinero extra, también funcionan a la inversa y son utilizados como método-castigo. Reflejan nuestro estado de ánimo, puede sonar ridículo en algunos aspectos pero las mujeres que tenemos este tipo de relaciones con nuestro calzado tendemos a manifestar nuestros sentimientos a través de ellos. Cuando estoy relajada uso unos zapatos cómodos, cuando estoy segura de mi misma me pongo los más audaces del mundo y cuando estoy bajoneada me castigo con unos zapatos de ¨mierda¨.

Cuantas veces me habré prometido no comprar mas zapatos? cuantas veces habré salido de compras y volví solo con un par? Son mi debilidad y debo reconocerlo, pero sé que no estoy sola en esto.